TENER OLOR A VINO NO CONSTITUYE UNA JUSTA CAUSA DE DESPIDO

El empleado había llegado tarde a su trabajo en una pizzería con la bandera de Estudiantes de La Plata al cuello. Según el empleador y el único testigo del hecho, M., tenía semejante estado de ebriedad que no podía mantenerse en pie, la mirada perdida y manchas de vino en su remera. Cuando su jefe le pidió que se retire, se puso violento. Luego supieron que había amenazado a los empleados de otra pizzería cercana. Obviamente, su empleador lo despide con causa. Comienza un juicio que en primera la instancia considera acreditada y justa la causa del despido. Sin embargo…

Antes de indicar cómo se resolvió el juicio, debemos recordar que ante un despido con causa, le corresponde a la empresa la carga de probarla en juicio. “Quien alega el hecho, debe probarlo” es la regla en la mayoría de los casos. Por lo tanto, al momento de afrontar un juicio de este tipo, debemos estar seguros de contar con todos los elementos para poder convencer al juez que la causa ha existido. En este caso, el empleador contaba únicamente con un testigo presente cuando sucedieron los hechos.

…en segunda instancia, el Tribunal falla de forma contraria considerando que la causa del despido no fue acreditada en el expediente. Ello se debió a que, como indicamos, prestó declaración sólo un testigo presencial. Por lo tanto, el la Sala VI determinó que lo relatado por el testigo no resultan más que apreciaciones suyas “que en modo alguno permiten tener por acreditado que el trabajador en cuestión se encontrare en estado de ebriedad, ya que el olor a alcohol que una persona pueda emanar de su aliento, podría percibirse por medio de los sentidos, pero en modo alguno importa que tal persona efectivamente se encuentre en estado de ebriedad y la mirada perdida, como expresa el deponente puede deberse a otras circunstancias, ajenas al consumo de alcohol.”

Es por esto que, más allá de tener una justa causa para despedir a alguien, también hay que pensar en función de cómo lo vamos a poder probar en juicio para evitar tener que abonar las indemnizaciones por despido incausado en virtud de una sentencia.